Un mayor que cambia su comportamiento, que habla menos, que se siente triste o come peor y duerme mal puede estar sufriendo una depresión, aunque ni él ni su entorno reconozca la enfermedad. «Ellos no van a decir que se sienten tristes, es un colectivo con mucha alexitimia, que es la incapacidad de expresar emociones. Socialmente también se tapa más en la tercera edad».