El verdadero problema es la transfobia social, apunta el Dr Fernandez Sastre: “Es evidente que las identidades trans no son una enfermedad. Lo que sí hay que considerar como enfermedad es la transfobia social”.
Reconoce que con 14 años a veces no hay madurez suficiente y evaluarlo debería ser un factor importante para que ellos y los padres puedan decidir.