Estela Portillo presenta el segundo libro de Juanjo Fraile, Inspirarte (Alienta), en el Faro de Vigo.

Se trata de un “conjunto de reflexiones sencillas y directas que abordan cuestiones en el ámbito del desarrollo personal”.

Hoy 8 de Junio en el Salón de actos del MARCO (Príncipe, 54) 

En la actualidad la gestión emocional es un tema abordado desde varios ámbitos, que van desde la cultura oriental hasta ciencias como la psicología.

En esta ocasión el relato y el testimonio que Juanjo Fraile realiza en esta conferencia, nos acerca y familiariza con las técnicas de meditación y mindfulness, aunque sin hablar de ello por su nombre, Juanjo nos da a conocer sus principios básicos, observar sin juzgar, no dejarnos atrapar por los pensamientos negativos, aprender a  gestionar los torbellinos de emociones, parar, observarnos, dejar aquellas ideas y sensaciones que persisten y no dejan que avancemos.

Por otra parte, la mención especial a la gratitud, como eje directriz de la conducta, favorece un estado anímico de calma y aceptación de la realidad que nos toca vivir. Salirse de la dicotomía abundancia material o abundancia espiritual, no tiene porque ser una u otra, ambas deberían ir de la mano, de ser posible o al menos intentar buscar ese crecimiento personal. Su testimonio enriquece la validez de esta búsqueda y es una oportunidad para no esperar a tener un episodio traumático que nos haga detener y tomar conciencia de lo valioso de nuestra vida y poner en práctica desde ahora la observación consciente del aquí y ahora, la aceptación y la gratitud.

De nosotros depende como afrontar los acontecimientos que nos suceden,  mucho más de lo que creemos posible. Nuestra mente nos puede ayudar o perjudicar, según como la orientemos.

El mindfulness,  funciona, es útil, entrenando logramos un estado de serenidad para tomar mejores decisiones o aceptar aquello que no está en nuestras manos cambiar. Es una herramienta que todos deberían conocer,  hay quienes lo utilizan como técnica y otros como filosofía de vida. 

Gracias Juanjo, por ratificar que la aceptación y la gratitud son buenos compañeros de viaje.